‘Tira-de-la-mantis mo’

DEL RESUMEN resumido de la larga entrevista Pedrojota-Bárcenas sólo tengo claro el párrafo final: mientras el ex tesorero del PP de Rajoy no pruebe documentalmente y en sede judicial todo lo que dice sobre la financiación ilegal del partido y las financiaciones particulares de sus jefes, su futuro es el mismo de Amedo antes de ser condenado a 106 años de cárcel. Ya no recuerdo si antes, durante o después de la condena por su participación en los crímenes del GAL el ex comisario contó la verdad, en todo o en parte, del terrorismo gubernamental del PSOE, mal llamado de Estado. Lo que sí recuerdo es que nadie lo recuerda. Lo único realmente enternecedor que le dice Bárcenas a Pedro Jota es eso de «si hablo, cae el Gobierno», matizado de inmediato con que España no puede permitírselo. España puede permitirse eso y más. De hecho, porque puede permitírselo, ha llegado al extremo de podredumbre institucional que hoy padece.

El género de las confesiones graduadas de Bárcenas es el célebre del tiradelamantismo, que nunca ha destapado calcañar o antifonario alguno. Recordemos algunos casos de tirardelamantismo que acabaron en agua de borrajas. El primero, el de Ruiz Mateos cuando el expolio de Rumasa, con el viaje a Londres del gran Justo Fernández, jefe de UGT de Banca, que volvió con un maletín de documentos y anécdotas sobre el toque de tacón del Rey para meter maletines con dinero bajo el sofá. Se contó y… nada. El Constitucional lo legalizó y el PSOE lo regaló, Boyer veraneó en el yate de Cisneros –al que le regaló Galerías Preciados–, Termes puso a la Banca contra la AP de Fraga, el Rey enterró al Presidente del TC y el PSOE inició su fructífera relación con la Corona. Hasta hoy. De la manta tironeada nada supimos hasta Mario Conde, cuyos servicios al sistema –SM, Felipe y Polanco- anunciaban grandes revelaciones cuando fue preso. Pero, ay, como Bárcenas, tenía tanto que guardar como que contar. Otro que tiradelamantea mucho es Javier de la Rosa, otrora íntimo del Rey y de Pujol. Poco y tampoco. Al menos, no cabe achacarle un libro sobre el Sistema ni una serie de teleilusión. Pero sucede que en España casi todos creen –con razón– que todo está corrompido, así que el tiradelamantismo es sólo una rama del periodismo. Magnífica, siempre que no se le exijan consecuencias.